Hay personas en la vida, que distraen las tristezas y que apuestan por creer que el futuro puede ser más amable y que se levantan, se visten con sus colores favoritos, se arreglan como si fuera a estar el amor de su vida, al otro lado de su puerta y miran a la cara a la vida, celebran todos y cada uno de los instantes que merecen ser celebrados, quieren inmensamente a los suyos y cuidan el paisaje del mundo, qué compromiso más sencillo y más tremendo. Os imagináis que cada uno hiciéramos lo mismo.
También hay una alcoba de los sueños claro que si, pero esperan un día tras otro, con la mejor disposición y claro, al final el sueño llega, aunque sea breve.
Un placer encontrar a estas personas, en la cola del supermercado, al otro lado del sueño de una mañana o en cualquier esquina del mundo y guardar la esencia de su mirada, convierte un día normal, en un regalo para cambiar nuestro mundo.