Me gusta la soledad y disfruto el tiempo de los sueños, en los que nada hay que explicar al mundo.
El futuro es de quienes entienden la mirada que crece, de los que celebran que te cruces en su camino y me gustan esas personas, que descubren algo nuevo cada día, para construir el amor.
La amistad es un lugar en el que quedamos de cuando en cuando, para sentir juntos el horizonte, mirar el lado bueno de los tropiezos y sentir que no necesitas más. Los grandes
naufragios se curan entre amigos, que regalan confianza y sed para poder seguir, los dictados del corazón.
También la vida tiene momentos de miedos, donde te preguntas hacia dónde va el camino tan deprisa, son momentos para mudar la piel y cambiar algunos objetivos. Es la edad de las pérdidas, la edad de hacer balance, de despejar el camino de las dudas.
Quienes me conocen, saben que mi poética es verdad y que comparto mi bufanda de palabras, con el otoño desbordado, que espera con sus ojos grandes y pacientes, para ver cómo se abre una flor en un día nublado.
Te sigo. Creo que tengo muchas cosas que aprender de ti
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