Aprendiendo de las olas

Las olas insistes día tras día para llegar a la orilla, construyen su itinerario cada mañana y se pierden con todos los mapas. Son libres.
Así buscaba la mujer con la mirada perdida, ese norte al que abrigarse, esa identidad perdida, ese amor
que la hiciese digna, estaba equivocada.
Después llegan los años, se sientan a tu lado y te cuentan que nada de lo aprendido estaba bien y es entonces cuando tiene prisa, por llegar a esa verdad que no terminaba de creer.
Ahora en su tiempo.Libre como las olas, caminando hacia ella.

Las amapolas también existen

Recuerdo que siempre que atravieso las carreteras de Castilla busco con la mirada los campos de amapolas y una y otra vez me emociona el escenario y siempre hago lo mismo, entrecierro los ojos y veo la primera línea de amapolas y el resto ya sólo es una mancha de color. Así las quiero ver, por eso sé que alguien me entiende, cuando trato de explicar que las imágenes ya estaban registradas en mi, antes de existir, en este caso, las amapolas