domingo, 22 de septiembre de 2013

El valor de una mirada









Hay personas en la vida, que distraen las tristezas y que apuestan por creer que el futuro puede ser más amable y que se levantan, se visten con sus colores favoritos, se arreglan como si fuera a estar el amor de su vida, al otro lado de su puerta y miran a la cara a la vida, celebran todos y cada uno de los instantes que merecen ser celebrados, quieren inmensamente a los suyos y cuidan el paisaje del mundo, qué compromiso más sencillo y más tremendo. Os imagináis que cada uno hiciéramos lo mismo.
También hay una alcoba de los sueños claro que si, pero esperan un día tras otro, con la mejor disposición y claro, al final el sueño llega, aunque sea breve.
Un placer encontrar a estas personas, en la cola del supermercado, al otro lado del sueño de una mañana o en cualquier esquina del mundo y guardar la esencia de su mirada, convierte un día normal, en un regalo para cambiar nuestro mundo.


miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mirada sin prisa











Las razones por las que dos personas se encuentran en una curva del esqueleto, se miran, se tocan y deciden caminar, o bailar juntos, permanecerán guardadas en la razón o en el inconsciente de cada uno.
Quizá una forma de querer o de impulsar mejores maneras de ser, quizá ese intercambio de alimento, para enamorarnos de la vida cada mañana, una nueva manera de sentirnos, que nos da alas para creer que es posible, cumplir aquellos sueños, que un día dejamos a medias.
No podemos enfadarnos, porque nadie nos dijo que el camino iba a ser fácil, así que es comprensible que  las palabras afilen sus cuchillos, que la orilla pierda su territorio, que se borren las huellas más sagradas del camino recorrido, que la memoria juegue una mala pasada y nos haga olvidar, que un día fuimos felices, creyendo que habíamos encontrado unos pasos, capaces de construir una mirada en la que perdernos y dejarnos fluir, queriéndonos, como si fuera lo más importante que había que hacer, sin prisa.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Sí, quiero














Quién se atreve a interrumpir el sereno discurso de la musa, ensimismada en el único horizonte posible, el de su inspiración sin fin. Te imaginas lo que sería un vuelo contenido, o un vuelo con la amenaza de perder el nido que construye todas las mañanas, mientras busca el alimento y crea partituras de colores, de una vida tercamente apasionada.  Sería sin duda, un vuelo distinto. No hay vértigos a medias, ni vómitos a medias, hay parejas que construyen sus vidas a medias, que empujan las pasiones de cada cual, que fluyen en un mar de diferencias, porque respiran tranquilos, sabiendo que el Norte, enseña a navegar el mar difícil y pone a cada uno en su lugar.
 Los años no te curan jamás la herida de haber sentido a medias, con miedos que se quedan entre las manos, mientras ves que se distancian los afectos imprescindibles, que se sienten perdidos en el mapa de todas las palabras y que no saben regresar a la casa encendida.

El sueño insiste









Aunque la Autoridad competente de nuestra ciudad, no haya querido responder a tu preciosa sugerencia, de organizar unas clases de danza en una plaza de Oviedo, con alguna de las profesoras que tenemos, sin que ello supusiese gasto alguno, para ayudar a construir con vuestros pasos, una cultura de la danza, para empujar los sueños de algunos jóvenes o para regalar a los paseantes, una muestra de que la ciudad está viva, sensible a la cultura..., tú has tenido el valor de proponerlo.
No estés triste por el silencio, inventaremos un escenario, caminaremos sin desánimo, con la fuerza de una vocación que preguntará en todas las puertas, quién se atreve a creer, en la geometría de tus intenciones.
El diálogo sólo será posible entre personas con sensibilidad y eso no es patrimonio de todos, sólo los seres libres saben de vuelos y aunque no podamos cambiar el mundo, sí podemos coincidir con alguna de esas almas, que entiendan la belleza de tus sueños...
No dejes de respirar ni de estirar, llegarás.





Septiembre







Esta noche era feliz escuchando a mis hijas preparar una entrevista de trabajo, qué es lo que más te gusta de ti, qué es lo que menos te gusta... me costaba estar en silencio, como casi siempre, al final celebré la contemplación de esas vidas,que habían crecido tanto y estaban preparadas para recibir el otoño.
Cada septiembre es hermoso, la alegría del primer día de clase, sí la alegría, esta mañana despedía a Elena radiante, al encuentro de sus amigas, de los libros nuevos, de los sueños nuevos, una oportunidad más para insistir en lo que queremos.
Es el otoño, la estación necesaria para contar con los dedos de los años, las maneras de amar, abriendo la ventana a todas las sensaciones, iniciando un viaje sin fin, hacia esa mujer que eres y sientes.
Septiembre es imprescindible para llegar a noviembre, a veces uno nace cuando alguien lo desnuda con los ojos y descubre que es hermoso, quizá yo nací en algún septiembre.
También en este mes, bajan las temperaturas y el frío invita a recogerse, invita a encender la vida, caldear los afectos, a viajar con la alcoba a cuestas, a cobrar las promesas pendientes, a escribir nuestra historia en tu libreta.
Es el mes que inicia la cuenta atrás, para que quede el teatro vacío y tú puedas habitarlo durante un día entero, ese pequeño sueño, que también construye mi armonía


martes, 10 de septiembre de 2013

De las luces y las sombras








Siempre que atravesaba un túnel, no hacía otra cosa que desear estar al otro lado, el momento de ver la luz, era el momento en el que respiraba al fin, por eso tengo tanta práctica en contener la respiración.
Poco a poco, fui perdiendo el miedo y a veces cuando voy conduciendo, me imagino pararme en mitad del camino y aprender los pasos de la oscuridad... no os asustéis, no voy a hacerlo. Creo que por eso me gusta tanto mirar los escenarios, que me recuerdan curvas de un camino para llegar a la luz. 
No siempre tengo cerca una figura llena de ilusión y con ganas de medir su altura, de forzar las estructuras más firmes con la caricia de su gesto, así que cuando caminábamos juntas y nos encontramos el pasillo que nos llevaba al final de una tarde hermosa, no tuvimos más remedio, que detenernos en ese instante.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Después de cada verano









A veces, es necesario abandonar la construcción, dejar que las hierbas se apoderen de los cimientos, que pierdan su forma. Me gusta sentir que te encuentro, desbrozando la ilusión, intuyendo que estás al otro lado, esperando, sin dejar de creer.
Trataré de buscar siempre la utopía, miradas que puedan cambiar el mundo, seres extraños que confíen en la palabra y en los sueños y que con eso, casi tengan bastante.
Buscaré también hasta el último día, trozos de verdad para seguir edificando un universo más amable, menos frío, como cuando íbamos a la escuela y aprendíamos cada día una cosa nueva.
Después de cada verano, pongo sobre la mesa proyectos, maneras, melancolías y patrimonio y salgo a buscar al mundo el alimento de la lluvia, por eso necesito sentir cómo se estira cada músculo de la sensibilidad y necesito comprobar, que aún siguen estando cerca, almas hermosas que quieren seguir bailando.