Me mostraste los caminos más hermosos y señalaste la estación que debía tomar, para encontrar lo que faltaba de mi.
Paciente en esa espera, aprendiste a descifrar las olas de la melancolía y a comprender las prioridades de la emoción. Me gusta la firmeza con la que amas, la paciencia con la que sueñas y el amor que deletreas con tus caricias. Me gusta el norte que señalas con tus dedos y sí, me gusta quererte y echarte de menos.
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