martes, 11 de diciembre de 2012

El ángel del Parque

La mañana del jueves 6 de diciembre, quedará hermosamente grabada en mi memoria, paseaba recorriendo el otoño, el sol acompañaba tímidamente y acariciaba la calma de aquellos instantes,
de pronto veo un ángel dormido en el campo, con tal elegancia y serenidad, como si toda su vida hubiera ensayado aquel momento.

Volví unos pasos hacia atrás, con el fin de no romper la magia de aquella mañana, los colores del otoño protegían el sueño de aquella escena. La voz, tejía el silencio cómplice del parque y detenían todos los relojes de la vida.

De pronto, la bailarina comenzó muy suavemente, a estirar sus brazos, su espalda, sus piernas y todos los músculos del alma, me miró con una leve sonrisa, como si me conociera desde siempre e inició la danza más hermosa que aún quedaba por construir.

Todos los sentidos tejían una versión original y potente, llena de ilusión y sobre todo, de una gran vocación de llegar a todos los poros de mi piel y con una clarísima intención, de llegar a mi vida,
para quedarse. Gracias infinitas por ese regalo de otoño, por la serena felicidad de esa entrega sin ensayar, por la inolvidable lección de trabajo,  de vocación y de sensibilidad en la vida y en la danza.
Adelante, ángel del Parque, fuerza y todo el cariño

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