lunes, 4 de noviembre de 2013

Sinfonía en seis movimientos























Si fuera tan fácil elegir la piel de cada uno, las razones por las que queremos temblar,
o volar,
o enamorarnos sin dar explicación, si pudiéramos elegir las razones para soñar,
o vivir,
si fuera posible ocultar la pasión debajo de un latido,
o interpretar una emoción sin sentirla,
tendríamos que ser todos grandes actores y ese privilegio es de algunos pocos.
Si fuera tan fácil volver a confiar en uno mismo, cuando se pierde la identidad,
si fuera tan fácil aprender a ser libres,
no me quedaría estudiando los movimientos de esta mujer,
que crece en el vestido de su piel

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