lunes, 19 de mayo de 2014

Una manera de estar contigo









Un retrato es una forma de abrigarme, en la intemperie de esta tarde, plena de lluvia. Una manera de detener el tiempo, en el que me decías, apoyada en tus rodillas, que las brújulas se inventaron, mucho más para saber regresar, que para llegar a otro lugar.
Un retrato es también una forma de detener ese instante, en el que podría interpretar Mogambo, o La Condesa descalza, si tú me llamaras Ava. Una forma de llegar, poco a poco a la frágil materia de la luz.
Un latidos, dos latidos, el tiempo que podría vivir, sin creer en ti. Ni uno más.
La lluvia llega siempre, para salvar al náufrago y para recordarle el camino de regreso, descubrir un mundo nuevo, en el único lugar en el que quiere amar.
Nadie que no sufra, ni sienta, ni se emocione, ni lleve una colección de miedos, colgados de la garganta,
nadie que no sea capaz, de mirar al amor a la cara, nadie que no acepte los fracasos, como lecciones imprescindibles, para desembarcar en esta orilla, podrá jamás escribir su vida, mientras dispara para salvarse, ni dejar en su rostro, la señal de todas las mañanas del  mundo, en las que amé a esta mujer que al fin siento conmigo. La mujer habitada.

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