lunes, 15 de septiembre de 2014

La vida se escancia en gestos sencillos












Construir una ilusión es caminar un paso decidido, sintiendo el latido de personas importantes, que abrigan e impulsan tu vida. También hay otras, a quienes no has tenido ocasión de conocer, que sabes que son ángeles en tu camino, que celebran cuando te encuentran, cuando te ponen cara, cuando te abrazan, seres a quienes ya llevabas queriendo desde tiempo, porque querer, es una decisión que se toma, mano a mano con la intuición.

No a todas las personas a las que decides querer, puedes llevaras de la mano del amor, sugieres entonces, un pliego de razones, para que los sentimientos se coloquen en el lugar, donde deberían guardarse vitaminas para vivir, esa explicación puede llevarnos tiempo, porque el amor es terco y no siempre atiende a razones, casi nunca y dueño de interpretar las señales, las miradas, los silencios, la lluvia y todo, decide Amar, aunque sea sólo un instante, a la orilla de ese paisaje, con el alma entre las manos.

La obra del amor, como una pieza de baile, recoge tantos gestos, como latidos entran en una partitura y esa intensidad del encuentro, recibe aún, la de quien se emociona, mientras la contempla y ese baile, que no puede ser nunca sublime, sin la fuerza del sentimiento, deja de ser tuyo cuando lo expresas, como un hijo que camina solo por el mundo y nada más puedes hacer ya, que dejarlo ir y confiar.

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