lunes, 9 de septiembre de 2013

Después de cada verano









A veces, es necesario abandonar la construcción, dejar que las hierbas se apoderen de los cimientos, que pierdan su forma. Me gusta sentir que te encuentro, desbrozando la ilusión, intuyendo que estás al otro lado, esperando, sin dejar de creer.
Trataré de buscar siempre la utopía, miradas que puedan cambiar el mundo, seres extraños que confíen en la palabra y en los sueños y que con eso, casi tengan bastante.
Buscaré también hasta el último día, trozos de verdad para seguir edificando un universo más amable, menos frío, como cuando íbamos a la escuela y aprendíamos cada día una cosa nueva.
Después de cada verano, pongo sobre la mesa proyectos, maneras, melancolías y patrimonio y salgo a buscar al mundo el alimento de la lluvia, por eso necesito sentir cómo se estira cada músculo de la sensibilidad y necesito comprobar, que aún siguen estando cerca, almas hermosas que quieren seguir bailando.

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