miércoles, 17 de abril de 2013

Elogio de humanidad













Redimir lo silencioso, lo humilde
y hacer de ello reflexión y disparo de la emoción,
móvil de expresión de la vida,
constituye el decidido orden del día
de la mirada y del temblor de mis dedos.

En este camino de sanación y expresión individual,
dejo hablar a la intuición
y me gusta hacer importante lo trivial.
No hay dolor alguno
en mis disparos, en la sien de la complicidad,
quiero inventar los secretos
para que me los cuente tu alma,
quiero nombrarte para que existas,
que veamos juntas, tu mejor lado,
reducir la distancia entre tus ojos y los míos
y saborear sin tregua el instante de confianza.

Quiero que te reconozcas en mi retrato,
mostrarte el horizonte de intenciones
que veo desde el otro lado
 y aunque éste no es el mejor
de los mundos posibles,
sentir la alegría de tu emoción,
cuando pronuncio tu nombre


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